martes, 26 de noviembre de 2013

die






Isabela, tómame de la mano, pero esta vez llévame a tú lugar. Allí con el negro y con la miedosa, sonreiremos hasta el final. No quiero sentir las mentiras de esta sociedad llena de falacias en sus labios superiores, y cerebros inferiores. El verde es tu color favorito me dices, y el rojo, es el de esta sociedad mórbida, fria e insensible. Este concreto, estas construcciones son el reflejo de sus falsas verdades.Son el reflejo de su ignorancia.

Silencio; Madre, Silencio. Paz es lo que nunca encontrarán en esta urbe.
Este gris, estos rostros llenos de preocupaciones numéricas. Llenos de deudas consigo mismos.Ahora la verdad se ha dicho y se confirma. Renuncio a su falso júbilo. Renuncio a contaminar mi ser con aire impuro de humanos mentirosos. Renuncio a ver sus efímeras sonrisas. Renuncio a sus putas. Renuncio a sus pasatiempos triviales.  Renuncio a sus maleducados, y caprichosos mortales.

Renuncio a no a verme junto a ella en la casa de campo. Allí, donde las melodías del silencio predominarán. Será nuestro escondite, será nuestro eterno reposo. Donde la moneda será un mal recuerdo y nuestro tesoro será despertar allí con Dios en nuestra cama.