El Blog especializado en Arte, Portafolio Cultural ha hecho una linda reseña sobre mi trabajo ( Acá pueden ver el link de la reseña ) , pero acá pego el texto :
JimPluk.
Sus dibujos rápidos, plegados con fino humor, donde la línea es más pronunciada
que el color, fijan un día en un trazo. La sensación de la línea, su acento
sordo, con suavidad, va retractando la realidad: bebe de ella como la grulla,
irritante y vigorosa, bebe del sol para convertirse en largo chillido.
Relampagueantes, sus personajes se presentan, con un aire contestatario, en el
papel. Jimha creado un lenguaje de líneas, con un ácido secreto, que en las
formas opera una metamorfosis. El trazo, grueso, se conserva.La línea, nota
musical; el dibujo, acordes de un violonchelo.Del alba a la noche, las manos de
Jim, de tiempo en tiempo, bajo un ritmo de eternidad crean, pintan, recortan.Él
reflexiona acerca de la realidad, sueña más allá de las nubes. Parece, en sus
trazos, que vigila las cosas cotidianas, aplica su vista en el corazón de la
ciudad, con madera de artista. Palmo a palmo, recorre las calles, cazando
sensaciones que, para él, conserva en la memoria y en largas noches recrea en
dibujos.
Pluk,
experimenta todas las formas plásticas: cómic, collage, pintura, dibujo,
murales, fotografía. Una a una, va buscando signos, va retractando, con
fidelidad, las costumbres. En “Tumaco”
cuyo guión está escrito por Oscar Pantoja, traza la geografía del Pacífico,
cercano siempre a la sencillez: personajes de piel oscura y paisajes de agua.
Pluk, a través de trazos inocentes, moldea un humor negro donde nada queda
oculto bajo el sol. Juega con las formas al estilo de Ricardo Rendón, trazos
exagerados y precisos, ligeros y escasos. Pluk, acaba en crítica; Rendón,
dibujando la palabra de Quevedo:
Érase
un hombre a una nariz pegado…
La
naturaleza del arte se acerca al espíritu, en múltiples encuentros, como el
niño, desde su cuarto con miedo en su corazón, buscando el regazo en el cuarto
continuo. Décadas atrás, en Paris, jóvenes que visitaban el café Plombier—pintores,
dibujantes, escritores, poetas—, en entornos bohemios, de discusión, buscaban
el trazo preciso, la palabra precisa: Pluk, anda pidiendo a la luz el color
real de la almendra, el color hechizado del agua, en su propia casa. A veces,
desde su cama, colorea el rumor inconcluso que viene de afuera. De todos los
colores de Bucaramanga, como el griego, Pluk tiene derecho a reposarlos en la
paleta. Al igual queChateaubriand, Jim describe sitios, se vale de otros ojos, viaja,
por decirlo así, en torno a los libros, a los periódicos. Podemos decir, al
final, que su fluidez, poblada de luz,
se eleva, a veces, más allá de un poeta de verso escrito. Sus inventarios
musicales cobran vida, vagosprenuncios de sus búsquedas.
En
“Pipe el punk”, la música
trastrabilla, se desarrolla en una juventud de ruidos, preludio a una inocencia
que habita a los más subversivos. En las escenas, Jim, escribe las letras de
las canciones, es decir, Pipe, al lado de su mascota. Ambos intentan ser, engendrando
otros cultos, dos punkeros.
Tras
la lectura de Jim, las obras son la realidad de todos los días. Imágenes de la
ciudad en vidrios, en paredes, paisajes de sombras y luces. Papel en que, con
fino pulso, yuxtapone las virtudes de un dibujante. Al igual que El Roto, Jim
dibuja a diario. Esa es, sin duda, la capacidad creativa del artista de oficio.
Jim, dibuja al trote, hora a hora. “Isla Kika”, un comic de 22 páginas, bajo
un sentido animalista, que dibujó en 24
horas en el evento: Les 24 heures de la BandeDessinée, son formas del fulgor
imaginario que posee.El artista, arrogado a los trazos, rastrea su naturaleza,
a veces enredada, a veces en una variedad apacible y encuentra en su espíritu seres y cosas que se
disputan los palmos de espacio.
JimPluk,
poseedor de un ritmo, al igual que la luciérnaga, centellea. Posee una
propuesta latinoamericana de concepto al lado de Aberto Montt, Perú; Power
Paola, Quito; Richard Zela, Mexico; Dipacho, Colombia. Poco a poco, acontece su
fábula, donde la realidad amanece de un color. Al contrario del personaje,
viejo y jorobado, con pata de palo, de Paul Claudel, Jim dibuja y piensa en la pintura. Don
Rodrigo le dicta a Daibutsu, su dibujante: “La
virgen, sentada se apoya en la columna derecha, vestida de azul oscuro. Sobre
su pecho, donde no haya color, sólo se vea una manita de un niño, bien dibujada
a pluma.” Jim traduce todo su lenguaje a trazos propios: él mismo dicta y
edifica su obra concluyendo en Rayito,
en Pecas, en Josefina, en Susurros. Busca,
en el gesto del papel, la línea que reemplace el verbo, como el río que se
tuerce buscando el camino antiguo.
Cuando
contemplo los trabajos de JimPluk vuelvo al antiguo patio, donde niños,
dibujábamos con carbones, cada uno, soles y barcos, hombres y lluvias. Siempre
hacía la palmera que me enseñó mi mamá en los cuadernos de mi hermana. La
palma, firme, larga, era lo primero que trazaba: espigas y rayitas. Después iba
llenando el espacio con garabatos. Testigo, el patio, de aquella sencillez
infantil, se abría bajo la sombra de los almendros.Jim, anida en el papel los
borrones de la lluvia. Tiene la facilidad de trazar como un niño: sonrojándose
y asombrado. Ya se entiende, pues, que el arte de la sencillez es la dicha y la
inocencia de pintar como niños, esos niños de colores que habitan los colores.